Al momento de nacer de nuevo, todo creyente recibe el Espíritu Santo de Dios (Juan 20:22); posteriormente debe recibir el bautismo o llenura con el Espíritu Santo (Hechos 1:8; 2:14; 4:31), esto le capacitará para ser un testigo eficaz del Evangelio de Jesucristo. Mientras avanza por la vida, desarrolla su carácter para llegar a la medida del varón perfecto que es Cristo, se bautiza en agua como una señal de obediencia y testimonio de su cambio de vida, de esa manera se identifica con Cristo en su muerte y resurrección. Conforme avanza demuestra delante de las personas el fruto del Espíritu y se esfuerza por dejar una huella agradable en quienes le rodean, el aroma de Cristo, un olor de vida (II Corintios 2:15-16) – a este caminar se le llama “santificación”.
A todo creyente, Jesús le ha asignado una labor –la Gran Comisión: ser sus testigos y llevar las buenas noticias, haciendo discípulos, hasta lo último de la tierra. Para ello, también le ha dado herramientas, los dones o regalos que le ayudarán a cumplir su misión.
Dios tiene un plan maravilloso para cada persona: planes para algo bueno, nunca para mal; planes para que tengamos un buen futuro y que vivamos con una esperanza maravillosa (Jeremías 29:11). Por ello, ha provisto regalos especiales para todos, algunos los ha dado a la persona para que desarrolle su vida sin importar si es o no creyente, son innatos, (Romanos 12:3-8). Luego, a quienes reciben a Cristo en su corazón, el Espíritu Santo otorga regalos que les ayudarán en su tarea como testigos y para la edificación de la iglesia (I Corintios 12; 14:12). Entre los creyentes, algunas personas han sido escogidas por el Señor desde antes de la fundación del mundo para realizar tareas ministeriales especiales. A ellos se les conoce como los dones ministeriales (Efesios 4:11-12). Cada persona, creyente o no, ha nacido con un llamado o vocación hecho por Dios.
La vocación o llamado debe ser descubierta, la motivación debe ser educada y orientada; los dones se desarrollan conforme la motivación nos impulsa a cumplir el llamado.
“No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales” (I Corintios 12:1). Les animo a conocer más acerca del tema de Los Dones que Dios nos Ha Dado ¡No duden en contactarme!
A todo creyente, Jesús le ha asignado una labor –la Gran Comisión: ser sus testigos y llevar las buenas noticias, haciendo discípulos, hasta lo último de la tierra. Para ello, también le ha dado herramientas, los dones o regalos que le ayudarán a cumplir su misión.
Dios tiene un plan maravilloso para cada persona: planes para algo bueno, nunca para mal; planes para que tengamos un buen futuro y que vivamos con una esperanza maravillosa (Jeremías 29:11). Por ello, ha provisto regalos especiales para todos, algunos los ha dado a la persona para que desarrolle su vida sin importar si es o no creyente, son innatos, (Romanos 12:3-8). Luego, a quienes reciben a Cristo en su corazón, el Espíritu Santo otorga regalos que les ayudarán en su tarea como testigos y para la edificación de la iglesia (I Corintios 12; 14:12). Entre los creyentes, algunas personas han sido escogidas por el Señor desde antes de la fundación del mundo para realizar tareas ministeriales especiales. A ellos se les conoce como los dones ministeriales (Efesios 4:11-12). Cada persona, creyente o no, ha nacido con un llamado o vocación hecho por Dios.
La vocación o llamado debe ser descubierta, la motivación debe ser educada y orientada; los dones se desarrollan conforme la motivación nos impulsa a cumplir el llamado.
“No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales” (I Corintios 12:1). Les animo a conocer más acerca del tema de Los Dones que Dios nos Ha Dado ¡No duden en contactarme!